atrotecochinero

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martes, 19 de octubre de 2010

De perros y otros animales...

Vaya por delante que me encantan los perros, en casa de mis padres siempre hemos tenido uno e incluso yo mismo tuve un cocker spaniel durante una temporada que viví solo, hasta que se hizo incompatible con mi horario de trabajo y tuve que regalarlo.

Con esto quiero decir que cuando hablo de lo que se siente al tener perro lo he vivido en primera persona. Entiendo a la gente que se dirige a ellos con si fueran capaces de entenderlos, a los que dicen que son un miembro más de la familia y a los que opinan que no es un sacrificio sacarlos a pasear a las 7 de la mañana de un día lluvioso de invierno.

A los que no entiendo son a los que van al parque y los dejan sueltos.

Bueno, al parque y a cualquier otro sitio, pero donde solemos sufrirlos cuando salimos a correr mayoritariamente es en los parques. Es bastante duro tener que pasar por una zona poco iluminada dejándote los ojos para evitar alguno de sus regalos inesperados, pero cuando de repente oyes el típico “tranquilo, que no hace nada” mientras te asalta un pedazo bicho de husky siberiano lo que sientes es de todo menos tranquilidad. Y es que, como dice mi padre, ningún perro muerde hasta que cierra la boca.

El día que lo hace estás jodido.

Luego vete tú a pedirle explicaciones al dueño, que lo único que vas a conseguir es que te diga que eso no lo ha hecho nunca. Pero si mañana vuelves al mismo recorrido encontrarás a tu amigo canino y tendrás exactamente las mismas posibilidades de que no vuelva a hacerlo, y de que vuelva a hacerlo también.

En el parque donde suelo correr hay un grupo bastante numeroso de tandem perro/dueño que suelen juntarse todos los días. Se ve que ya se conocen y se nota entre ellos esa complicidad que genera el tener una afición común. Los perros están sueltos, pero suelen restringir su espacio a la zona en la que están sus dueños  y salvo contadas ocasiones no generan ninguna molestia.

Suelo hacer mis estiramientos cerca de este grupo, y siempre los he mirado con simpatía. Me gusta ver como gente tan distinta en edad se comportan como iguales, como alguien pasados los 50 puede conversar animadamente con una veinteañera y aprender de sus experiencias.

Sin embargo el otro día algo hizo que desde entonces los mire de otra manera. Uno de sus integrantes, muy pendiente él de las necesidades de su mascota, lo lleva a una de las fuentes cercanas y no se le ocurre nada mejor que abrir el grifo y dejar que el perro beba directamente de él. Mientras veía como el animal (el perro) daba lametones al grifo no podía dejar de pensar en que un rato después podía llegar mi hijo a beber por el mismo grifo, o el hijo de otro o cualquiera de los que allí estábamos. Y encima el animal (el dueño) miraba orgulloso hacia el grupo presumiendo de lo listo que era su perro.

Puede ser injusto definir a todo un grupo por la acción de uno de sus miembros, y todos sabemos que hay gran cantidad de personas con perro que son un ejemplo de educación, pero viendo la cantidad de cacas esparcidas por el suelo o la cantidad de perros correteando sueltos por el parque tal vez haya que empezar a considerar que esa minoría que da tan mala fama a este colectivo no sea tan minoritaria.

Es tu perro, es tu responsabilidad. Así de simple.

…entrenamiento completado.

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